enciende la lampara de mis ojos cuando haya obscuridad
Y si te sientes desnudo en la mas remota intimidad,
abre el armario y cubre tu cuerpo con mi inmensidad.
Ocupa la llaves de casa para entrar,
y cierra el cerrojo completamente cuando estés adentro
Una vez ahi, ya no hay arrepentimientos, ni marchas atrás,
no hay precipicios ni rachas de sol... lo sé
para mi también es un tormento.
La compañía tuya es la que no deseo,
no tengo enojos nudos del corazón o entorpecimientos,
ni lagrimas grises ni de sonrisas destellos.
Ya no ocupo tu presencia fugaz y mezquina.
No. Ya no te quiero...
Vete, ¡huye!. A mi... dejame tranquila
